Veteranos del Navi

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lunes, 7 de octubre de 2013

Leyendas de la Sierra del Guadarrama



Leyendas de La Pedriza

El Cancho de los Muertos

Cuenta la leyenda que el jefe de un grupo de bandoleros denominado “los Peseteros” tomaronen cautiverio a una señorita perteneciente a una familia aristocrática de Madrid que fue su compañera durante mucho tiempo. Un cierto día, por motivo de su profesión (bandido) hubode ausentarse, teniendo que venir a Manzanares con toda su cuadrilla, dejando al cuidado de la dama y del cobijo a dos de sus secuaces, que no tardaron en intentar abusar de la encomendada a su custodia. A tal efecto, los dos guardianes se sortearon quién sería el afortunado en poseer el más preciado tesoro de su capitán. El que fue elegido se dirigió al lugar donde se encontraba la que iba a ser una víctima fácil. Cuando la dama se percató de los propósitos del hombre que se la acercaba, demandó auxilio. A sus gritos acudió el compañero que antes se sorteó la posesión. Ambos se la disputaron en una lucha en que quedó muerto uno de ellos. Con el regreso del jefe, tuvo noticias de lo acaecido, y ante toda su cuadrilla,dictó sentencia; y el vivo fue condenado a llevar el cadáver a un terreno que fuera más apropiado que ese lugar, encaminándose pues, a los riscos del camposanto o de los muertos, donde tuvo que arrojar el muerto del que fue su compañero al peñascal cercano. La justicia al
muerto ya estaba, quedando por decidir el castigo que éste merecía por intentar apropiarse de lo que a su custodia se confía. Se le otorgó la muerte y, acercándose el capitán al reo le dio un fuerte empujón, para enviarle a hacer compañía al cadáver que antes había arrojado. En su caída cogió de un pie al jefe y los dos rodaron por los canchos hasta un lugar recóndito en que,
según el pastor, aún blanqueaban los huesos de los tres cadáveres. Después de todo esto la banda se dispersó, dejando como castigo abandonada en la sierra a la causante involuntaria de aquel suceso. Largo tiempo anduvo desorientada la dama por entre los canchales hasta que, un pastor local criado en esta Sierra apodado Mielro, se acercó a encontrarla y la condujo
hasta Madrid devolviéndola a su familia que la creía muerta...

La Cueva de la Mora


Según cuentan las gentes de estos alrededores, la hija más bella de un rico árabe, se enamoró fatalmente de un apuesto joven cristiano. Éste, al no poder corresponder a la dama, dada la diferente creencia de las familias, se marchó a luchar contra las legiones moras. Secuestrada posteriormente la mora por su propia familia como reproche a su infidelidad, fue llevada por
una banda de bandidos a la llamada actualmente “Cueva de la Mora”, donde permaneció guarecida durante algún tiempo. Pero hubo un bandido que entabló amistad con la dama, y prometió ayudarla para su encuentro con su amado. Al volver el gallardo cristiano de las Cruzadas, fue conducido por el bandido a la cárcel de su amada, pero, sorprendidos éstos, fueron asesinados por los demás bandidos, y la dama mora se arrojó desde la cueva quitándose la vida. Entonces, cada año, durante la fecha de su muerte, se dice que la dama vaga como alma en pena por los canchales y riscos de la Pedriza...

El Cabrero Bautista

El cabrero Bautista Montalvo, del pueblo de Mataelpino, relata una historia de la que es desgraciadamente parte interesada. Según las gentes, poco después de raptar la banda del Isidro al hijo único de doña Braulia del Valle, y devuelto bajo pago de elevado rescate, robaron los bandidos al pastor su magnífica escopeta de caza y algún objeto de valor que llevaba encima. Asimismo le expoliaron un excelente gabán que acababa de estrenar, con el que se guarecía de los fríos y lluvias de la sierra. Esta prenda produjo algunas disensiones en el seno de la banda, y uno de sus componentes llamado Isidro el de Torrelodones, arrebató la prenda en cuestión y mató a su jefe de un trabucazo, que cayó muerto al pie de la cerca de los huertos, cuyas ruinas existen hoy al pie de la Sierra de los Porrones.

La Banda de Paco el Sastre

Corría el año 1840 y dominaba en la Pedriza la banda de Paco el Sastre, cuyo verdadero nombre era Francisco de Villena. Paco el Sastre fue un bandolero que compartió fechorías con la banda de Mariano Balseiro y cómplice y amigo de Luis Candelas, del quien fue segundo lugarteniente. Fue detenido el 5 de enero de 1838 e internado en la cárcel del Saladero de Madrid. Allí coincide con su socio Balseiro fugandose ambos un año más tarde. Por aquel entonces el Marqués de Gaviria, intendente del Palacio Real, persona inmensamente rica, tenía dos hijos. Manuel y Paco que estudiaban en las escuelas pías de la calle de Hortaleza, en Madrid. Era costumbre de su padre que fueran sus hijos los fines de semana a una finca que tenían en Valdemoro. Un buen día, el 27 de abril, fue un falso criado con el coche de caballos de rigor a buscar a sendos mozuelos, invitándoles según órdenes de su padre a la finca
familiar. Tras cumplir los requisitos para la salida con el padre prior, partieron engañados. De esta forma fueron secuestrados los dos hijos del intendente, por los que luego se pediría pingüe rescate. Pero ocurrió que el padre prior, salió a despedirlos como era costumbre y se dio cuenta que el carruaje no era el mismo de otras veces y que tomaba una dirección distinta a la acostumbrada. Entonces el prior empezó a darse cuenta de la falsa maniobra, y llamando al padre de los niños se esclareció lo que pasó. Manolo y Paco fueron llevados por los bandidos a su campamento en La Pedriza, situado ni más ni menos que bajo el popular canto del Tolmo.
Se pidió un rescate por los niños, y su padre ofreció una recompensa a quien descubriera a los bandidos. Se hizo una batida organizada por los habitantes de los alrededores, dándose cuenta aquellos de las intenciones, huyendo y adentrándose en La Pedriza, dejado a los niños en el campamento del Tolmo, pues se habían encariñado con ellos y no querían hacerles daño, terminando aquí la historia, que es auténtica y verídica. Pocos días después de liberados los niños secuestrados, son descubiertos casualmente ambos delincuentes en las proximidades del Rastro de Madrid y detenidos después de una espectacular persecución por las calles de la zona. El 20 de julio de 1839 fue ejecutado a las once y media de la mañana en un patíbulo levantado en La Puerta de Toledo de Madrid, media hora después que su socio Balseiro. El
verdadero amo del Guadarrama en aquellos tiempos fue Pablo Santos, que utilizó La Pedriza como enclave estratégico de refugio, lugar que debía conocer muy bien pues nació muy cerca de este paraje y siendo también el lugar en cuyas proximidades fue asesinado por uno de sus secuaces.

Origen de La Pedriza

Cuenta la leyenda que hace muchos años, existía una fuerte rivalidad entre la Pedriza posterior y la anterior. Y de esta manera un buen día se declaró la guerra entre ellas, se armaron los riscos y marcharon a la batalla de las dos Pedrizas. En este primer encuentro también librado por "Los Guerreros", con el apoyo de "Las Torres", llevó la victoria a la Pedriza posterior, que erigió como signo de su victoria la Peña de la Bota. Pasó el tiempo y corrieron mucho las
manecillas del reloj, y la Pedriza anterior que tenía cierta amargura por su derrota, fue a la guerra nuevamente, saliendo victoriosa de esta segunda batalla. Su signo de victoria fue colocar un bastión en el término de sus dominios, el cual fue el Yelmo de Mambrino. Y para que la paz reinara siempre en la zona, se puso una gran piedra en los límites de ambas Pedrizas, que se llamó el Canto del Tolmo, erigiéndose además un guardián de esa paz que se
llamó "El Centinela", el cual situado en lo alto del Collado de la Dehesilla, vigila que se cumpla el tratado acordado por las dos Pedrizas.


1 comentario:

Martin Arnanz dijo...

Muy bonitas las leyendas de La Pedriza.